La colecistitis aguda no es más que
una inflamación aguda de la vesícula biliar, en la que intervienen 3
factores: la inflamación mecánica de la vesícula por la distensión produciendo
isquemia de la mucosa, una inflamación química por degradación de solutos
en la bilis y una inflamación bacteriana. El 90% son secundarias a litiasis
biliar.
El cólico biliar, con dolor abdominal,
náuseas y vómitos son las manifestaciones primarias, con mucha frecuencia se
presenta febrículas o fiebre (hasta 38°) acompañada de escalofríos. La
ictericia se presenta ocasionalmente que suele ser leve con excepción del
síndrome de Mirizzi.
En la exploración física se encuentra
dolor en hipocondrio derecho a la palpación abdominal y la presencia del signo
de Murphy positivo, en algunos casos se puede palpar la vesícula distendida.
En laboratorio la presencia de
leucocitosis, neutrofilia y desviación a la izquierda y la presencia de la
proteína C que revela inflamación así como puede colaborar la alteración en las
pruebas hepáticas.
La técnica diagnóstica más efectiva es
la ecografía que revela una vesícula dilatada con engrosamiento de la pared,
dolor a la palpación y permite visualizar la litiasis biliar.
El tratamiento óptimo es la cirugía con
el cual el paciente primero debe ser hospitalizado y estable. Se restringe la
ingesta oral, se coloca sonda nasogástrica, fluidoterapia y administración de
analgésicos y antibióticos.
El tratamiento quirúrgico de elección
es la colecistectomía por vía laparoscópica en las primeras 72 horas.
El empiema vesicular es la consecuencia
de la infección persistente de la bilis retenida en la vesícula, esta
complicación se asocia con riesgo de sepsis. Colecistitis enfisematosa que es
un cuadro de mayor gravedad de la colecistitis aguda habitual principalmente en
paciente diabéticos. Otra complicación es la perforación de la vesícula y su
fistulización (sobre todo al duodeno) que pueden ser asintomáticas o dar un
íleo biliar.
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